viernes, 20 de junio de 2014

Reflexión pseudoantropológica de Galicia

Probando probando

 Dice el INE estos días que los gallegos son los españoles que manifiestan menos felicidad o menos satisfacción con su vida. No soy socióloga e ignoro cómo se ha realizado dicho estudio pero me resulta difícil de creer. No admito que una tierra tan bella, con las mejores playas de España, donde se disfruta tantísimo de la vida, de la comida, el vino, la familia y la amistad; luego sea la región más infeliz. No me valen los datos, hay Comunidades con más paro, más despoblación, menos PIB, cualquier cifra negativa es superable en otras zonas del Estado. Aquí hay gato encerrado Me pongo a reflexionar y creo que he hallado donde está el error. Pero ¿cómo pretenden que un gallego admita que es feliz o no con un cuestionario,sino lo admite ni delante de su vecino? Es más, lo oculta ya sea por no suscitar envidias o bien para que no se tuerzan las cosas ("no seja o demo")
 Analicémos una situación tipo: dos sujetos se encuentran en cualquier aldea gallega y se establece el siguiente diálogo:
- Fulano1 ¿qué? (con ese ¿que? encierra todo tipo de preguntas sobre el estado general, el tiempo, la salud propia y de la familia...etc
. Imos, Fulano 2, ¿e tu? ("Imos" quiere decir exactamente lo que parece, que seguimos vivos. Punto)
. Ai andamos (Más o menos lo mismo que lo anterior, seguimos andando, no nos hemos muerto)

 A menos que suceda una gran tragedia de salud o una muerte reciente, no se darán más datos. Puede que a uno de nuestros hombres le haya tocado la lotería o su hija acaba de encontrar el trabajo del siglo, pero se cuidará mucho de mostrar su alegría delante de otros. Voy mas allá, ni el mismísimo Amancio Ortega reconocerá jamás que le va estupendamente y ni su aspecto ni su expresión denota que es una de las fortunas más grandes del mundo.
  Seguramente si contásemos el tiempo que se pasa la gente en Galicia hablando de muertes, enfermedades, ruinas y tragedias variadas, superaría con creces al tiempo que emplean en hablar de éxitos, bodas o nacimientos.
  Admitámoslo, el gallego es pesimista, al menos como pose ante la vida. Se considera socialmente aceptable el hablar mal de su propia situación, es más recibirá condolencias, ánimos, palabras de apoyo y ¡cómo no! efusivas muestras de cariño (son un pueblo de mucho contacto físico). Sin embargo, si uno muestra una gran satisfacción con su vida quizá reciba más miradas recelosas y penderá sobre el la amenaza de la posibilidad que todo se vuelva del revés.
 Lo siento por los que hicieron el cuestionario en las oficinas del INE (probablemente en alguna oficina en Madrid). No hay cuestionario posible que haga que un gallego admita claramente cuál es su grado de satisfacción con la vida. Yo me dejaría de preguntas, me ceñiria a datos objetivos. A saber:
  - Nº de paisajes bellísmos contemplados en un periodo de tiempo dado
  - Nº de comidas deliciosas disfrutadas, de encuentros con amigos y familiares, en dicho periodo de tiempo
  - Tiempo empleado en reir hasta la relajación de esfínteres en el susodicho periodo de tiempo

  Pienso que todos estos datos, cuidadosamente analizados, darían una idea muy diferente y "cambiaria o conto